A 94 años del nacimiento de Raúl Alfonsín: “El padre de la democracia”

Nació el 12 de marzo de 1927 en Chascomús, como el mayor de los seis hijos de Raúl Serafín, un comerciante de origen español, y de Ana María Foulkes, descendiente de alemanes. Estudió en la Escuela Normal Regional de Chascomús y en el Liceo Militar General San Martín.

En 1949 se casó con María Lorenza Barreneche, con quien tendría seis hijos: Raúl Felipe, Ana María, Ricardo Luis, Marcela, María Inés y Javier Ignacio. Al año siguiente, en 1950, se recibió de abogado en la Universidad de La Plata y ese mismo año comenzó a militar en el Movimiento de Intransigencia y Renovación de la Unión Cívica Radical.

En 1954 fue electo concejal por Chascomús, pero al año siguiente fue encarcelado por la llamada “Revolución Libertadora”, el movimiento golpista que derrocó al presidente Juan Domingo Perón.

Pasó, primero, de diputado provincial a diputado nacional, y luego a vicepresidente de bloque para terminar presidiendo el Comité bonaerense de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), que comandaba a nivel nacional Ricardo Balbín, una de las dos ramas en las que se dividió el radicalismo en 1956.

Sin embargo, sólo comenzó a destacarse en política a principios de la década de 1970, cuando creó el Movimiento de Renovación y Cambio, una línea del radicalismo apoyada por la militancia universitaria, con una propuesta socialdemocráta, nacional y popular, pero alejada del peronismo y condenatoria de la violencia política.

Fue uno de los pocos que se opuso a la Guerra de Malvinas, que marcó el principio del fin del último ciclo dictatorial, lo cual comenzó a cimentar su popularidad: Alfonsín arrasó primero en la interna contra Fernando De la Rua, y el 30 de octubre de 1983 se impuso al candidato peronista Ítalo Luder, con el 52% de los votos, contra el 40% del PJ.

Ni bien comenzó su gobierno, como había prometido en campaña, anuló la autoamnistía dictada por los militares y creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) con el fin de investigar los crímenes cometidos por las tres juntas de la dictadura. En 1984 se publicó “Nunca Más”, el informe de dicha investigación, y a fines del año siguiente se condenó a cinco mandatarios militares a penas que iban de cuatro años a la reclusión perpetua.

La amenaza de golpe de Estado de los militares era constante y terminó por firmar la ley de Punto Final, pero no fue suficiente: ante el levantamiento carapintada de Semana Santa de 1987 se vio sin apoyo militar alguno y para evitar nuevos enfrentamientos debió promover la ley de Obediencia Debida. Fue el “Felices Pascuas” y el comienzo del declive de su gobierno.

Fue la economía, sin embargo, la que terminó de sepultar a Alfonsín. Los buenos comienzos del Plan Austral quedaron opacados por la creciente inflación y la falta de fondos estatales. La oposición del peronismo y del propio radicalismo le impidieron emprender las modernizaciones que reclamaba un Estado obsoleto y estancado.

El Plan Primavera fue un último manotazo de ahogado que terminó hundido entre la hiperinflación, la corrida contra el dólar, el aumento de la pobreza y saqueos. Las elecciones presidenciales se adelantaron al 14 de mayo de 1989 y Alfonsín renunció antes de tiempo, el 9 de julio, para ceder lugar al ganador, el peronista Carlos Saúl Menem.

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