Hay que pegarle al chancho… la estrategia de Vaca Muerta

Con una insólita estrategia comunicativa, el pasado jueves, se difundió anticipadamente la decisión de las cámaras empresarias de no aceptar el incremento salarial del 16,2% solicitado por el gremio.

A primera hora, los delegados gremiales no estaban al tanto de la decisión más allá de lo publicado en un medio especializado del sector. Si bien, el líder gremial Guillermo Pereyra expuso que esta acción respondió a una operación de prensa, en la industria existen otras lecturas sobre las acciones que se fueron desarrollando en una semana intensa.

Hasta el mediodía, el sindicato confiaba que los representantes de las cámaras expusieran la situación y se pudiera generar un espacio para analizar una contraoferta. Eso no sucedió, y la reunión finalizó con una amenaza.

La insólita estrategia: “Hay que pegarle al chancho para que aparezca el dueño”, comenzó a tener sentido.

En julio de 2019 y en plena campaña presidencial, Alberto Fernández sostuvo que cuando cuestionaba al presidente Mauricio Macri, salían a contestarle desde el Fondo Monetario Internacional. “Yo critico a Macri y me responde el Fondo”, afirmó en ese momento.

Hoy como primer elemento para llamar la atención “del dueño”, consistió en que el gremio petrolero perdiera su eje de negociador y terminara amenazando a las únicas empresas que levantaron la actividad. Algo extraño en un escenario donde la misma entidad gremial puja abiertamente por levantar equipos.

Otro elemento fue el mensaje unívoco que comunicaron las empresas. Por un lado, se escuchó decir que “debemos ver el tiempo de recuperación de la demanda para comprometernos con mayores inversiones»; y por otro, “no podemos afrontar este incremento sin un esquema del Plan Gas”.

La Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos (CEPH) y la Cámara de Empresas de Operaciones Petroleras Especiales (CEOPE) fueron quienes terminaron empujando la decisión gremial.

Un paro de actividades que solo tiene 7 equipos en la cuenca no tiene sentido. En la actualidad, la cantidad de operarios petroleros en actividad no llega al 20% comparada con la cantidad que tenía el gremio en septiembre de 2019.

El líder político y ex gobernador de Neuquén, Jorge Sapag, advirtió dos días antes del anuncio del paro petrolero que “sino somos capaces de poner los equipos de perforación en marcha ya mismo, no vamos a tener gas.”

Con un sutil cambio lingüístico, Sapag se alejó de un posible escenario 2021. “Va a tener que importarlo” dijo refiriéndose a la decisión que debería tomar el Gobierno Nacional, para luego avanzar diciendo “tenemos que ser inteligentes y adelantarnos”.

Otro elemento de análisis son los audios que difundió Guillermo Pereyra. En ambos parece que el mensaje es dirigido a los afiliados cuando en realidad utiliza las redes para viralizar su mensaje y golpear las puertas de los funcionarios de Buenos Aires.

En el primero se escucha decir que “venimos hablando en buenos términos” en referencia a las reuniones que se mantuvieron con las cámaras.

“Ahora queda en manos de ustedes, o quieren que salgamos a buscar créditos para poner la actividad en marcha”, disparó en forma directa para marcar la diferencia entre las empresas que levantaron equipos en la cuenca, y las que aún frenan la actividad de Vaca Muerta por los problemas de gestión.

En parte de su alocución, el Secretario General del Sindicato de Petroleo y Gas de Río Negro, Neuquén y La Pampa utilizó los términos “práctica desleal” y “discriminación”. Si bien el mensaje fue dirigido a las cámaras, Pereyra describió tangencialmente la relación que mantiene el gremio con el Gobierno Nacional.

“Nadie dice o habla de paritarias… pero para otros hay paritarias. Nos sentimos discriminados, alguien tiene que responder a esto” se escuchó decir a Guillermo Pereyra el jueves por la tarde.

Quien también dio señales fue el titular de Petroleros Jerárquicos, Manuel Arévalo. “Estamos en ascuas y nadie del Gobierno Nacional se digna a hablar con nosotros” expresó luego de la frustrada reunión con las cámaras empresarias.

La presión comenzó a tener sentido, y en 48 horas llovieron una cascada de medidas de acción directa en el Ministerio de Trabajo de Nación. La Directora Nacional de Relaciones del Trabajo, Gabriela Marcello, debió utilizar la herramienta de la “conciliación obligatoria” para freezar las acciones e intentar encauzar “el diálogo entre las partes”.

Ese mismo día, y luego de conocida la medida, Pereyra declaró que “no existe conflicto colectivo, sino un conflicto con las empresas”, en referencia a las retenciones que realizan las compañías a los trabajadores del sector.

Aun así, informó que la organización gremial acatará la medida solicitando la apertura de paritarias 2020 y la incorporación del incremento salarial adeudado de la paritaria 2019.

La estrategia de golpear al chancho para que salte el dueño viene dando sus frutos. A esta altura, el Gobierno Nacional quedó enfrentado con los sindicatos y las empresas petroleras.

La lógica indica que, si accede a abrir las paritarias solicitadas por los gremios también deberá permitir iniciar a las empresas el Preventivo de Crisis. Un escenario donde nadie escucha la canción del otro, y todos entonan la melodía que más le conviene.

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